La piedra seca en el Parque de Piedra Tosca
En época de Mossèn Gelabert, cada artiga tenía su barraca. Pese a que muchas han desaparecido, hoy todavía quedan muchas. Mossèn Gelabert ya estableció las diversas tipologías de barracas que se podían encontrar en el Vora-Tosca:
La barraca tipo. Es la que considera que se diferencia de las demás por su forma y belleza. Exenta y de la altura de poco más de un hombre, hecha de piedras ferrales anguladas, forma piramidal o cónica y los vértices bravamente redondeados. Es la menos frecuente.
Las barracas murales, abiertas en el mismo grosor del muro pero sin sobresalir por alto ni adelantarse en fachada. Son de superficie más pequeña, al estilo de un cobijo, y la puerta se cubre con un dintel sencillo.
Las barracas murales copuladas son las que se encuentran insertadas dentro de un muro, pero sobresalen por su parte superior para ganar altura. Son las más habituales, y el cierre interior es muy particular, por estar formado por grandes losas inclinadas que configuran una cubierta a dos aguas. Es la llamada cubierta de puente, similar a la que podemos encontrar en Baleares.
Gelabert identifica también un cuarto grupo de barracas que llama artísticas que, a beneficio de una vegetación espléndida, quedan revestidas de hermoso follaje, guirnaldas de flores, hiedras u otras plantas, tomando un visaje bello y ubriagador.
Existiría otra tipología escasa pero especialmente remarcable debido a su dificultad técnica en relación al material constructivo y a la divergencia formal respecto a las anteriores: la barraca de carro. De grandes dimensiones, cubierta con bóveda de cañón y sin fachada, ya que probablemente no tenía o incorporaba un cerramiento de madera, posiblemente era utilizada para guardar utensilios de grandes dimensiones y carros.
Un elemento muy específico del Vera-Tosca, directamente relacionado con su naturaleza volcánica, son los sopladores. Se trata de pequeñas cavidades, inaccesibles para el hombre y de profundidad indeterminada, situadas en la parte baja de los muros y en el interior de las barracas, que proporcionaban una corriente de aire a temperatura constante para mantener templados o frescos el alimento y la comida. En el Parque de Piedra Tosca podemos encontrar un centenar.
En cuanto a los muros, encontramos de linda, para separar artigas y caminos, y de bancal, para aterrizar el terreno y hacerlo cultivable. En algunos casos, debido a la gran acumulación de rocas que había que apartar, podemos encontrar alturas de hasta 2,5 m y anchuras de 2 a 3 m, que permiten circular por encima.